Planificacion del color

Generalmente, los esquemas de color se pueden divi­dir en tres grandes grupos: esquemas monocromáti­cos, armonías "vecinas" o conexas y combinaciones complementarias o en contraste.


Esquemas monocromáticos:

Los colores para este tipo de esquema deben pertene­cer a un solo segmento de la rueda, sin decantarse ha­cia ningún lado. Forma un esquema utilizando diferen­tes intensidades del color elegido y añade una variedad de tonos con los accesorios (o acentos) en colores neutros o en contraste.


Armonías conexas:

Estos esquemas se construyen usando colores de tres o cuatro secciones adyacentes de la rueda de color. La gracia está, en este caso, en equilibrar los colores cálidos y los fríos; por lo tanto, si todos los colores elegidos pertenecen a un grupo, pon los acentos del otro lado de la rueda. Si la serie de colo­res incluye colores cálidos y fríos, pon los resaltes neutros.




Colores complementarios:

Los colores que se hallan en lados opuestos de la rueda reciben el nombre de complementarios, y juntos son capaces de crear esquemas muy efectivos. Por defini­ción, esos esquemas contienen colores cálidos y fríos, que naturalmente se complementan entre ellos. Sin embargo, como sea que los colores cálidos tienen ten­dencia a avanzar, tienden también a dominar, así que para conseguir un efecto de 50/50, utiliza sólo un ter­cio del color cálido y dos tercios del color frío. No du­des en usar el color pálido y los medios tonos para las superficies grandes de la habitación y guarda los colo­res más fuertes para los resaltes.